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La historia


Te voy a contar cómo una conversación de bar fue lo que cambió la vida.


Esta de aquí soy yo, Paula. Llevo casi 20 años como joyera y, los últimos 6, dedicada solo crear diseños inspirados en deportes.




Todo partió ahí por el 2016, cuando muy tímidamente me metí a CrossFit.


Antes de eso, yo era una sedentaria de tomo y lomo que disfrutaba sus años de veinteañera a puro carrete.


Pero los 30 llegaron, y si quería llegar bien a los 100… me tenía que empezar a mover.



El box al que iba quedaba en el barrio Italia, acá en Santiago y mi clase terminaba a las 23:15. Así que comprenderán lo fácil que era terminar “hidratándose” en un barcito por ahí.


Una noche, después de entrenar, fuimos por unas cervezas y Karen —enfermera de profesión que no sé cómo hacía para estar saliente de un turno y aun así tener energía pa' levantar—, me pregunta por las joyas que hacía y me dice:


“Qué lindo sería una pesa de plata, yo feliz tendría una”.


Y eso bastó para abrir la caja de pandora.


Entre salud y salud, la conversa se puso buena y no paró hasta que nos imaginamos toda la joyería de minis deportivas.



Pasaron los días y yo no podía dejar de pensar en esa conversación.



En ese momento me dedicaba a la joyería fina, la clásica de oro y diamantes. Y también tenía una línea de joyas de plata para el día a día.


Y si bien me iba bien y sabía que eran de calidad, lo pasaba pésimo cada vez que tenía que entregarlas.


Onda… tenía un síndrome del impostor tan desatado, que siempre me imaginaba lo peor: que iban a encontrar fea la joya, que me iba a alegar por algo, que se iban a arrepentir… al punto de llegar a decir en mi mente que ojalá se les pierda luego.


Uf, me pasaba cada rollo.


Y eso que mis papás siempre me habían enseñado a ser segura. Y, en general, lo era (y lo soy), pero en esa época, pucha que me costaba en lo laboral.


¿Quizás el hecho de trabajar solo, hace que sea más fácil dudar de uno? No lo sé.


Pero lo que sí sé, es que cuando me dan la idea de hacer joyas para deportistas, me hizo clic de inmediato.


Yo misma había experimentado lo maravilloso que es para el cuerpo y la mente entrenar. Esa sensación de que el mundo se detenga, se vayan las preocupaciones, el subidón de endorfinas, sentir cómo mejora la autoconfianza… lo entretenido que es, etc.


Simplemente, te enamora.


Además, tenía ganas de darle un giro a mi trabajo y hacer algo diferente.


Quería que las joyas tuvieran un significado real para quien las usara, más allá de que fueran lindas. Por lo que unirlas con el deporte era el match perfecto.


Y...


Aunque sé que, a los que nos gustan las joyas, las vamos a usar igual —ya sea porque la encontraste linda, porque le quieres dar un toque de onda a la ropa que te pusiste, por estatus, o por lo que sea—, ¿por qué no usar joyas que, además de todo lo anterior, también reflejen tu identidad? 


Según yo, tenía sentido, ¿no?



Una tarde del 2017 me motivé y, en mis tiempos libres, empecé a trabajar en las primeras joyas deportivas.


Hice: un anillo de cuerda de salto, una pulsera de med ball, unos aros y collar de kB y unos aros y anillos con discos de levantamiento.


Pero me dio tanto pudor mostrarla, que las tuve guardadas por más de 2 años en un cajón.



Llega el año 2019 y tengo un accidente.


Para mí fue como si el universo se encargara de decirme que la vida es ahora. No hay un mañana. Solo un presente.


Así que me armé de valor y empecé a mostrárselas a todo aquel que se me cruzara.


Caga' de miedo pero super motivada a la vez.


Primero abrí la cuenta en Instagram. A los días cayó la primera venta y ¡ni te explico la felicidad que sentí!


Después creé esta web. Poco a poco comencé a sumar disciplinas y desde ahí, no paré más.


No sabía nada de deportes, ni de negocios digitales, ni de redes sociales. Pero desde esa fecha hasta ahora, sé que tomé la mejor decisión.


Quería darle un sentido a mi trabajo y ahora lo estoy haciendo.


Y saber que, con algo tan simple como una joya, tanto tú como yo podemos aportar un granito para que más personas vivan lo lindo que es el deporte. Para mí, no tiene precio.


No serán joyas para un fashion week, pero sí son joyas con propósito. Sí son joyas, que hablan por ti.